Siempre es lindo recordar triunfos en los clásicos. Debe ser la mayor alegría del fútbol.
Me pasa que después de un clásico trato de relajarme y me doy cuenta que estoy cansado como si lo hubiera jugado. Lo siento así, como si estuviera adentro de la cancha. Llego a mi casa agotado, todo contracturado. Pero feliz, generalmente feliz.
El Gordo Ale es un gran amigo, testigo de mis primeros sueños respecto a las camisetas y las ganas de crear algo así como este blog. Me sigue y me alienta. Propone ideas y se involucra. Me mandó estas imágenes, y yo busqué en El Gráfico (nº 3922) la crónica para hacerla más completa. Recuerden que haciendo click en la nota, se agranda y se la puede leer entera.
Recuerdos de diciembre de 1994:
Vean la foto de la formación: si ven la cara del Pampa Rosané, se van a dar cuenta de que era imposible perder un clásico.
Es repetitivo, pero es otra de las alegrías que nos dio la camiseta Hummel, una de mis preferidas.
En las imágenes: por esos tiempos, cada arranque del Perro Arbarello, era peligro de gol. Acá lo vemos gambeteando muñecos como si estuviera en el patio de la casa.
Si quedaba chanchita en el área, aparecía el Luifa con el cuchillo entre los dientes para meter el planchazo y si era necesario, meterse adentro del arco con pelota y todo.
Con la Bestia Pop de los Redondos, lo vemos festejando al Jabalí Guyón, lo que me deja tranquilo en el presente. Estamos en buenas manos.
Por último, la imagen que encabeza este blog es de este partido. Artime y Arbarello con fuego en los ojos y sangre en la frente. Como debe salir de la cancha al final de un clásico un jugador nuestro. A lo Belgrano.
3 comentarios:
Gracias Joao Carioca por el post personalizado y por tremendo recuerdo!!! La verdad es que no hay nada como ganar un clásico y -reitero- escuchar el silencio de la otra mitad del estadio mientras uno delira de alegría.
Lástima que el hijo de puta de Grondona nos robó esa esencia del fútbol que implica jugar con hinchada visitante, vivir los partidos de otra manera, poder sentir el dolor ajeno cuando tu equipo mete un gol, o el propio cuando ocurre lo contrario.
En el partido en cuestión, el del video, estaba en medio de la Popu (no me acuerdo con quien), viendo cómo el Luifa empujaba con el puntín esa pelota que no terminaba nunca de entrar. Ese sí que es un gol "A lo Belgrano", con todo lo que ello implica.
Era un pedido de larga data a Juancito, que vuelvo a agradecer. Que sigan los recuerdos... ahora voy por la final con Banfield!
Saludos a todos los seguidores...
Ale R.
¿El partido posterior contra Boca del que habla la revista fue uno que le ganamos 3 a 0 en el chateau?
Si es así, ese fue el primer partido que fui a la cancha. Tenía 11 o 12 años. Si conseguís esas imágenes te recibís de goleador y de blogero "a lo belgrano".
Abrazo y suerte en el tremendo desafío que te propuse.
gringo
qué belleza el instante en que el referí pita el final y ver a la gente de atrás... diciendo "no de nuevo..." jajaj.
estuve ausente del blog por enfermedad, pero pedí que me hicieran un certificado, porque visitar "a lo belgrano2 es ya casi una obligación (y por supuesto un placer) de todos los días.
abrazo!!!
y por un 2010 grande, en primera, con sangre celeste corriendo fuerte en las venas.
eljuansa.
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