un gol que cambió una vida

En esta foto estás viendo el preciso momento en que la vida de Mariano Campodónico cambia para siempre. Acaba de meter el cabezazo que se incrustará en el arco de Mario Cuenca y pasará a pertenecer al selecto grupo de ídolos de Belgrano que se ganarán a la gente después de ser resistidos al comienzo.


En las imágenes, no solo los goles de este partido, sino que también los del clásico siguiente, que merecerá un post especial dentro de poco tiempo.




La camiseta usada en ese partido es muy similar a la presentada en un post de la semana pasada. Pertenece a la misma marca, TBS, tiene los mismos sponsors, pero el escudo sale del medio, cambia de textura y se ubica en el corazón. Al otro lado, la leyenda 1905-2005, en el año del Centenario. El escudo es el que más me gusta de todas las camisetas de Belgrano, sólo las letras CAB, puro, sin siquiera el círculo que las contiene, sólo el corazón y el escudo como coraza.

Mi amigo el Gordo Ale consiguió la camiseta, usada por Ezequiel Arriola, no en este partido, ya que se jugó con manga corta, y el volante usó el número 7.

Volviendo a Campodónico, su caso es muy similar al presentado por Luis Fabián Artime. Resistidos las primeras fechas, con el arco cerrado, algo torpes por los nervios. El mismo Mariano había sido expulsado en Alberdi unas fechas antes en una derrota ante Chacarita, y éramos varios los que pensábamos que no lo volveríamos a ver con la celeste (similar a la noche que al Luifa lo reemplazan ante Newell's en el '92). Una fecha antes de este clásico, el Pollo Soriano se rompería los ligamentos en Rafaela, y Campodónico se encontraría con el destino que le tenía reservada una chance más. Y no la desaprovecharía. Los dos goleadores iniciarían su romance con los hinchas marcándole a Talleres.

Los suplementos deportivos de La Voz y La Mañana, con los festejos en la tapa.

Demoledoras las estadísticas de Gustavo Farías, con la cantidad de triunfos de cada uno. La ventaja se mantiene hasta el día de hoy. La cantidad de espectadores y el porcentaje aportado por cada uno demuestran la poca confianza que tenían los hinchas de Talleres en su equipo.

Fue un partido plagado de emociones, ya que debutaba como director técnico Carlos Ramacciotti, que a la postre lograría el ascenso. Era su tercer paso por la institución, después de haber compartido dupla con Edgardo Sbrissa a mediado de los noventa y habernos salvado del descenso a comienzos de siglo. Rama nunca perdió un clásico.

Algunas fotos más aparecidas en los diarios de aquella inolvidable tarde. El que festeja con el héroe de la tarde es el Mono Gordillo.

Ezequiel Arriola disputa y gana una pelota dividida. Para destacar también que la noche anterior a este partido, se inició el ritual de los banderazos anteriores a los clásicos.

Por último, una foto que demuestra que los hinchas de nuestro clásico rival no tomaron bien la derrota.