jueves, 30 de septiembre de 2010

con la cabeza

Faltaban muy pocos minutos y la tensión era terrible. Acariciabamos la punta del Apertura en el 2001. San Lorenzo siempre nos complicaba. Había que defender el triunfo por la mínima diferencia como fuera. Con los dientes bien apretados. Nos tenían contra un arco. Para aguantar este calvario hacía falta un plus, un extra. Un esfuerzo sobrehumano, a lo Belgrano.

Abrieron una pelota por la izquierda, era desborde, centro atrás y probablemente gol. Pero cuando se me estaba por paralizar el corazón, apareció este fenómeno. Fue al piso y trabó esa pelota crucial con la cabeza. Trabó con la cabeza lo que seguramente era el empate. Increíble. Me emociono cada vez que me lo acuerdo. Era Mario Grana. Un fenómeno.


Un tractorcito en la mitad de la cancha, decía El Gráfico. Marcaba, recuperaba, y además jugaba. La entregaba siempre a un compañero. Un sentido de la solidaridad admirable. Abajo, trabando una pelota con Riquelme.


Tengo una curiosa categorización de ídolos en Belgrano. Arriba de todos, el intocable, la inolvidable Chacha Villagra. En otro escalón, los que marcaron una época, como Artime, Sosa y Villarreal. Pero en el mismo nivel, idolatro a tres personajes con los que iría tranquilo a Vietnam, como diría Varsky. Tres jugadores que representan lo que pretendo de un jugador que viste la camiseta de Belgrano. Los que me emocionan en un cruce, en una barrida, en un rechazo extremo. Los que ponen huevo. Uno es Gastón Turus, a quien ya homenajeamos en este blog. El otro es Nelson Rosané, el Pampa, quien tendrá su post en breve. Y el tercero es Mario Grana, este fenómeno.
Verán que no tengo un paladar negro. Admiro simplemente a los jugadores que juegan a lo Belgrano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin dudas un jugador que emocionaba con lo que ponia y como bien decis, además recuperaba y se la tocaba limpia a un compañero. A veces pienso en que andara Mario Grana, sabes algo de su actualidad?, excelente el blog como siempre. Abrazo. Gato.