miércoles, 27 de mayo de 2020

El adiós a Oscar Díaz... una vida a lo Belgrano



Los clubes son como las personas.
Tienen corazón.
El corazón de los clubes, sin duda, es la utilería.

Por la utilería pasa absolutamente todo. El utilero tiene que proveer a los jugadores de ropa, obviamente, esa es su función. Pero es mucho más.

Es padre. es madre.
Es el confidente.
Es el psicólogo.
Es el que da consejos.
El que contiene.
El que te recibe bien temprano con el mate.
El que te consuela.
El que se alegra en las buenas.
El que te presta el hombro para que llores en un vestuario desierto.

Un utilero es mucho más que un utilero: es el corazón del club.
El que maneja esa habitación que está pegada al vestuario.
el que mide el termómetro anímico de cualquier plantel.

Oscar Díaz llegó a Belgrano en 1979.
Venía de Racing de Nueva Italia; ahí trabajaba con la figura Román, que terminó de utilero en Talleres. Cosas del destino. siguieron siendo grandes amigos.

Imposible imaginar lo que sería el club en 1979. Lo que es seguro es que no sería un buen momento. Un club completamente distinto a lo que vemos ahora. Y ahí llegaba el Chino a hacerse cargo de la utilería. Hasta hoy... 41 años después.

Una vida dedicada a Belgrano.

Vio pasar a todos... jugadores, técnicos y dirigentes.
Charlar con él era un placer.
Una vez dijo; "Yo me doy cuenta si un pibe va a triunfar o no, por las actitudes que tiene una semana antes de debutar". No erraba nunca.

Tenía debilidad por algunos. Su compañera también. Se les quebraba la voz cuando recordaban a la Chacha villagra... Se lleva un montón de recuerdos.

Vio pasar en primera persona los últimos cuarenta años del club. Nadie tuvo ese privilegio.

Se apaga el corazón del club.
Su familia seguirá el legado.

Hasta siempre, Chino.
Viviste tu vida a lo Belgrano.

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