Sucedía también que Belgrano hacía más de 11 años que no jugaba un partido oficial, por los puntos, contra otro equipo importante de Córdoba. La expectativa era inmensa. Instituto había descendido esa temporada y marchaba puntero del Nacional B. Belgrano venía arrimando a pesar de perder su técnico una semana antes. ¿El interino? Adivinaste, el Jabalí Guyón.
Pero antes de hablar del partido en sí, lo que llamó la atención fue lo que generó la gente de Belgrano. En épocas en que se sacaba general o platea, indistintamente, sin pulmones policiales ni espacios restringidos a los visitantes, los celestes ocuparon más de la mitad del estadio de la Gloria. Era tanta la cantidad de gente apiñada, que hubo que ocupar el sector conocido como "la máquina de escribir", que nunca se habilitó ya que por un error de quienes la levantaron, no es posible ver parte del campo de juego. La foto de El Gráfico lo muestra en toda su dimensión.
Después de muchos años sin jugar un clásico oficial (sólo jugábamos partidos de verano), para los hinchas de Belgrano significó volver a vivir. Había una necesidad muy grande de medir fuerzas en serio con los otros equipos cordobeses. Fuerzas futbolísticas y simbólicas. Copar una cancha visitante era una forma de demostrar que la grandeza estaba intacta; que palparan en vivo lo que siempre habían escuchado: la leyenda de la famosa Banda de los Piratas. Que Belgrano se venía con todo. Un año después, Talleres lo sufriría en carne propia, en el Chateau, el día que lo goleábamos 3 a 0.
El partido, durísimo. Instituto jugaba realmente bien. Pero Belgrano aprovechó la veteranía de algunos de sus jugadores y facturó en los momentos justos. Rutar arrebató cuando el partido recién se estaba acomodando. Y el Uruguayo Sosa, de penal, sentenció el trámite en el segundo tiempo después de una falta de Maltagliatti a Víctor Heredia.
3 comentarios:
Cuatro palabras:
Que - vuelvan - los - visitantes.
Suscribo plenamente al comentario de sergio/ramonero/pirata y al recuerdo tuyo Juan.
Ojalá podamos repetir.
Saludos
INOLVIDABLE, me acuerdo que estaba en la tribuna cuando entraron los piratas con todas esas banderas. En lo personal la sensación era de orgullo, orgullo de ser parte de eso, de ser pirata. Abrazo. Gato.
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