Cuenta la leyenda, que una noche de septiembre de 1981, un pibe de 19 años, logró en el Gigante de Alberdi una hazaña tan grande, que habría que buscar, y mucho, en las enciclopedias de la historia del fútbol para ver si alguna vez alguien lo ha igualado.
Julio Constantín esa noche atajaría cinco penales y convertiría el que le daría a Belgrano el pase a la final del Campeonato Provincial.
Todo había empezado la semana anterior, cuando el joven arquero había tenido que reemplazar por lesión al experimentado Guillermo Bossio en el arco celeste, en la difícil instancia de una semifinal contra Estudiantes de Río IV, de visitante. Es necesario recordar el nivel de rivalidad que existía entre los dos equipos en esa época, ya que los otros tres grandes rivales de Belgrano se habían ido a jugar los torneos de AFA.
El partido de ida fue catastrófico, los riocuartenses ganaron 5 a 1. La revancha en Alberdi contaba con todos los condimentos para hacer de la gesta algo épico. Ya sabemos la caldera en que se transforma esa cancha algunas noches.
Belgrano formó esa jornada con Constantín al arco, Patuelli, Beccérica, Vega y Lofwal (alias el cirujano) en la defensa. El mediocampo estaba formado por Rotondi, Miguel Angel Ludueña y Fontana. Los tres puntas eran Da Fonseca, Miño y Pucheta. La dirección técnica del equipo estaba a cargo de Sebastián Viberti, actual columnista de Línea de 4, que se emite por Showsport.
El 4 a 0 a favor de los Celestes de Alberdi, obligó a jugar un suplementario, que terminó empatado en cero. Pero fue en la última jugada de este tiempo en que Constantín empezaría a calzarse el traje de héroe. Como muestra la foto, tuvo que esforzarse para tapar un remate de Campagna, que hubiera definido la serie a favor de los visitantes.
Julio Constantín esa noche atajaría cinco penales y convertiría el que le daría a Belgrano el pase a la final del Campeonato Provincial.
Todo había empezado la semana anterior, cuando el joven arquero había tenido que reemplazar por lesión al experimentado Guillermo Bossio en el arco celeste, en la difícil instancia de una semifinal contra Estudiantes de Río IV, de visitante. Es necesario recordar el nivel de rivalidad que existía entre los dos equipos en esa época, ya que los otros tres grandes rivales de Belgrano se habían ido a jugar los torneos de AFA.
El partido de ida fue catastrófico, los riocuartenses ganaron 5 a 1. La revancha en Alberdi contaba con todos los condimentos para hacer de la gesta algo épico. Ya sabemos la caldera en que se transforma esa cancha algunas noches.
Belgrano formó esa jornada con Constantín al arco, Patuelli, Beccérica, Vega y Lofwal (alias el cirujano) en la defensa. El mediocampo estaba formado por Rotondi, Miguel Angel Ludueña y Fontana. Los tres puntas eran Da Fonseca, Miño y Pucheta. La dirección técnica del equipo estaba a cargo de Sebastián Viberti, actual columnista de Línea de 4, que se emite por Showsport.
El 4 a 0 a favor de los Celestes de Alberdi, obligó a jugar un suplementario, que terminó empatado en cero. Pero fue en la última jugada de este tiempo en que Constantín empezaría a calzarse el traje de héroe. Como muestra la foto, tuvo que esforzarse para tapar un remate de Campagna, que hubiera definido la serie a favor de los visitantes.
Con las pulsaciones a mil, se ejecutó la primera serie de cinco penales, en el arco que está de espaldas a la tribuna de los Piratas, que en esa época ocupaba un tercio de la que conocemos ahora, pero que tenía el mismo fervor, o más.
Nuestro arquero le atajó a Carranza el cuarto penal, por lo que el Pollo Beccerica tenía la chance de definir el pase de Belgrano a la final. Pero el defensor de Belgrano la tiró afuera. En la foto, la estirada de Constantín.
Nuestro arquero le atajó a Carranza el cuarto penal, por lo que el Pollo Beccerica tenía la chance de definir el pase de Belgrano a la final. Pero el defensor de Belgrano la tiró afuera. En la foto, la estirada de Constantín.
Había que seguir la serie, no estaba escrita la última palabra, a Constantín y a los hinchas que poblaban el Gigante, todavía le quedaban muchas más emociones, y todas las sensaciones que nos hicieron pasar.
Curiosamente, se cambió de arco para esta muerte súbita. El centro de atención se corrió al arco de la Preferencial. Acá se empezaría a escribir esta historia inolvidable.
Fueron cuatro más los penales que atajó Constantín, que podemos compartir gracias a las fotos.
Curiosamente, se cambió de arco para esta muerte súbita. El centro de atención se corrió al arco de la Preferencial. Acá se empezaría a escribir esta historia inolvidable.
Fueron cuatro más los penales que atajó Constantín, que podemos compartir gracias a las fotos.
No conforme con esto, tuvo la oportunidad de patear el penal decisivo. No dudó. Con la convicción y la desfachatez que tienen los que están condenados a convertirse en leyenda, acarició la pelota que se coló a la izquierda del arquero Ferrari, en el mismo arco del gol de Mugnaini a Quilmes en el 2000, y el del frentazo de Novaretti a Huracán Tres Arroyos. Ese arco que está reservado para los goles agónicos.
La explosión fue total. Para los que no estuvieron, similar a los festejos de los dos goles arriba mencionados.
Si hubiera sido filmado como película, tendría uno de los finales más increíbles de la historia del cine donde se narra una historia deportiva, del estilo de las peleas de Rocky, o del festejo de Escape a la Victoria.
El festejo personal de Constantín también fue digno de contar. Había logrado divisar a tres amigos que lo habían venido a ver atajar desde Unquillo y que estaban prendidos del alambrado de la Preferencial. Lo alentaban entre penal y penal con gritos. Lo agrandaban, lo hacían sentir invencible. Con el triunfo asegurado por su botín y sus manos, se colgó del alambrado para gritar cara a cara lo que acababa de lograr con sus amigos. Antes de ser llevado en andas por todo el estadio, tuvo tiempo de abrazarse con toda la emoción de su padre, que estaba en la popular lateral y se había metido a la cancha sorteando el alambre de púas.
Haciendo click en las fotos, se agrandan y pueden ver más detalles. También pueden agrandar las notas que aparecieron los días posteriores en los diarios y leerlas.
Si hubiera sido filmado como película, tendría uno de los finales más increíbles de la historia del cine donde se narra una historia deportiva, del estilo de las peleas de Rocky, o del festejo de Escape a la Victoria.
El festejo personal de Constantín también fue digno de contar. Había logrado divisar a tres amigos que lo habían venido a ver atajar desde Unquillo y que estaban prendidos del alambrado de la Preferencial. Lo alentaban entre penal y penal con gritos. Lo agrandaban, lo hacían sentir invencible. Con el triunfo asegurado por su botín y sus manos, se colgó del alambrado para gritar cara a cara lo que acababa de lograr con sus amigos. Antes de ser llevado en andas por todo el estadio, tuvo tiempo de abrazarse con toda la emoción de su padre, que estaba en la popular lateral y se había metido a la cancha sorteando el alambre de púas.
Haciendo click en las fotos, se agrandan y pueden ver más detalles. También pueden agrandar las notas que aparecieron los días posteriores en los diarios y leerlas.
Quiero agradecer a Kevin Constantín, que me contactó con su padre para que lo puediera entrevistar y contarles a todos esta increíble historia. Y al propio Julio, que trabaja actualmente en la inferiores de Belgrano, que con toda humildad me dedicó su tiempo y paciencia para que podamos compartir todo esto.
Alguien estuvo esa noche en Alberdi? Puede contar lo que sintió?
Alguien estuvo esa noche en Alberdi? Puede contar lo que sintió?
7 comentarios:
Que historia increible, bien A Lo Belgrano. Curiosamente hoy lo vi a el contarla en un programa en Showsport, pense q habia sido en el 86 peo veo q fue en el 81.
Me imagino lo q debe haber sido Alberdi esa noche, por esto q logro el ´´pibe´´ y por haber remontado un 5 a 1.
Sldos, segui asi con el mejor Blog del Pirata ;) .
-Chulo.
Tremenda historia Juancito, despues de leer tu relato no me olvido mas de Julio Constantin y su hazaña, además ese fue el primer partido del Negro V. en la cancha de Belgrano que no es poca cosa... Un abrazo y segui asi! El Gato.
Jajajaja, alto comentario de El Gato.
Inolvidable relato que desconocía, pero que refuerza más el hecho de que la mística Pirata, el ganar "A lo Belgrano",es un hecho constituyente de nuestro club desde los tiempos más remotos.
Aguante Belgrano!!
Ale R.
Debo decirles que como en cada uno de mis comentarios, logran hacerme abrir el baúl de los recuerdos.
En aquel momento, como hasta hace unos dos año, la casa de mis viejos siempre estuvo en Santa Rosa y Remonda, y además estuve esa noche en el Gigante de Alberdi, y no me puedo olvidar lo que fue la tremenda definición del partido y puedo asegurarles que esa noche en las calles aledañas de la cancha hubo festejos hasta bien entrada la mañana.
Saludos
Es un verdadero relato poético!! pone la piel de "gallina"..jajaja...perdón...cómo decirlo sin utilizar esa palabra?? jajajajaja
Muy buen recuerdo !!. Gato, te tengo que corregir, esa noche, a mis 6 años, es el primer recuerdo del que tengo memoria en la cancha. Lo que no quiere decir que haya sido mi primer partido en la cancha, ya que de más chico también me llevaban, pero no tengo recuerdos. Pero de este partido de noche, tengo el recuerdo claro de verlo en la platea baja.
Alto Post.
MV
Amigos, lo último a destacar: el pie de foto de la nota que le hizo La Voz: "Sino juego el Naconal, me voy a alentar con lso piratas"
Algo más elocuente para autodefnirse como jugador de Belgrano?
esos y sólo esos debieran ser jugadores piratas: los que también son hinchas. Es la forma de diferenciarnos de cualquier otro equipo de argentina
saudos
Juan Cruz
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